En una noche cargada de tensión, Cruz Azul selló su pase a las Semifinales del Clausura 2025 con un 2-1 que (5-3 global) que dejó en el camino a un León herido en lo más profundo de su espíritu.
Ya arrastraba el peso invisible de las resoluciones en la mesa de la FIFA, un golpe burocrático que minó más que su esquema táctico: quebró su alma competitiva. Y cuando el empate parecía aferrarse con las uñas al marcador, el destino —cruel, certero, infalible— se manifestó en forma de autogol del esmeralda Rodrigo Echeverría. Un giro irónico que selló la victoria de La Máquina al minuto 67, no con un rugido, sino con un suspiro resignado del rival. El reflejo perfecto de un adversario que se había rendido antes de empezar.
En su palco, Jesús Martínez Jr. contemplaba el césped con la mirada perdida, como despojado de algo más que un trofeo. Era el rostro de una doble derrota: la primera, silenciosa y diplomática, dictada en la fría mesa de la FIFA, donde la multipropiedad le cerró las puertas del Mundial de Clubes; la segunda, consumada en la Liguilla del futbol mexicano, donde la esperanza se deshizo en noventa minutos.
El único momento que celebró fue en el empate momentáneo. El pase, un latigazo kilométrico del portero esmeralda Alfonso Blanco, cruzó el aire con la exactitud de una flecha, y ahí estaba, Jhonder Cádiz, como un rayo en la distancia, listo para recibirlo.
Con un gol de Nacho Rivero al minuto 32, el Olímpico se llenó de emoción. El pase, preciso y certero, vino de Ángel Sepúlveda, pero antes fue un destello de Rotondi el que abrió el camino. Rivero, con una serenidad que contrastaba con la euforia del momento, se hincó ante la multitud. Con el rostro al cielo, su mirada se alzó hacia las alturas y dedicó ese gol a la memoria de su madre fallecida, como si el instante fuera un abrazo eterno entre lo terrenal y lo divino.
Ni James ni Andrés Guardado, lejos de lo que habían mostrado a inicio del torneo, lograron ser el motor que su equipo necesitaba. Esta noche el Estadio Olímpico Universitario se convirtió en el escenario de despedidas a medias, pues mientras Guardado podría haber disputado su último partido como profesional, el destino de James Rodríguez en León parece colgar de un hilo. La afición esmeralda podría haber visto los últimos minutos del mundialista colombiano vestido de esmeralda.
Cruz Azul se encuentra de nuevo en la antesala de la gloria, contra el América, un eco doloroso de la historia reciente, una herida abierta que se revive con cada torneo.
Cruz Azul está cerca de la décima, pero antes se asoma el América que busca el tetracampeonato.