BARCELONA — El Barcelona menos brillante de las últimas semanas conquistó en el estadio de Butarque una victoria de oro, ganando por 0-1 al Leganés después de la noche menos agradable de los últimos tiempos.
El Real Madrid, presionado para su visita del domingo al Espanyol, está a siete puntos y al líder de LaLiga le quedan siete jornadas por delante. La lógica apunta a que el título debe caer tarde o temprano en manos del Barcelona, a no ser que el aún campeón lo gane todo y asalte a lo bestia Montjuïc.
Lewandowski celebra el autogol del Leganés EFE
Parece difícil de imaginar, pero también era poco probable pensar que el Barça, que tres días antes había atropellado con magnificencia al Borussia Dortmund, sufriría un partido tan incómodo en Leganés, pero ocurrió.
Se tuvo que arremangar el equipo de Flick y padeció para ganar. Y ganó alejado de la excelencia. Y tras un partido discreto que en su primera parte fue, incluso malo por momentos.
Salvó Wojciech Szczesny al Barça como lo hizo Marko Dmitrovic al Leganés en un primer tiempo muy incómodo para el líder, que nunca supo imponer su ritmo frente a un rival solvente en defensa, bien colocado y que salía con velocidad, sabiendo evitar los fueras de juego, cayendo en solo dos oportunidades.
El orden del Leganés provocó nervios y desorden en un Barça que no sabía cómo sacar el balón limpio desde atrás… Y que padecía, mucho, a la hora de retrasar líneas, nunca bien coordinado y a menudo desconcertado a la vista de la valentía de un rival que jugándose la salvación se atrevió a tutearle con sus armas, llegando al descanso sin goles. Con suerte incluso para el Barça por una última llegada local que congeló la sangre al líder.
Tanto como la lesión que sufrió Alejandro Balde, quien debió ser sustituido por Gerard Martín, causando una evidente alarma al conjunto azulgrana por lo que le viene en el calendario.
FORTUNA Y SERIEDAD
Entendió Flick el desorden de su equipo y en el vestuario solventó sacar del campo a Ronaldo Araújo y colocar a Frenkie de Jong en su lugar. Quería el entrenador del Barça cambiar el argumentario del partido y la fortuna salió a su encuentro, regalándole un gol antes de que se llegase a los tres minutos.
Todavía intentaba acostumbrarse el Leganés a ese nuevo escenario cuando un centro raso y en diagonal de Raphinha desde la izquierda para Robert Lewandowski lo cortó fatalmente Jorge Saenz, marcándose en propia puerta el 0-1 que cambiaba, entonces sí absolutamente, el rumbo esperado del choque.
Sorprendió en todo caso el poco ritmo que impuso a su futbol el Barça y las ocasiones que le otorgó a un Leganés que, herido pero orgulloso, nunca se rindió. Se anuló un gol a Raba por fuera de juego (claro) y rozó el empate Diego García, con un remate de primeras que, evitando el fuera de lugar, se marchó fuera por muy poco.
Quiso hasta el límite lograr la igualada el Leganés y tiró de oficio, seriedad y calma el Barça para llevarse esa victoria trascendental, salvada en tiempo añadido por Iñigo Martínez al cortar una internada mortal de Munir.
Sufrir y vencer para el líder. Para el Leganés, seguir sufriendo abajo por lograr una salvación que se antoja cada día más difícil.