Colombia no sale del pozo. Si ganando 2-0 a los 13 minutos en Barranquilla no eres capaz de salir con los tres puntos, es que algo va muy mal. Los de Néstor Lorenzo salen del parón con una derrota en Brasil y un empate en casa ante Paraguay, que sale del duelo directo por delante de los cafeteros en la tabla. No debería tener problemas Colombia para meterse, pero las sensaciones son feas.
Y eso que la cosa, como decíamos, empezó bien. Muy bien. Luis Díaz tardó segundos en adelantar a los suyos, en la primera jugada de ataque de Colombia. Una pelota que peleó Jhon Durán y que le quedó a Jhon Arias acabó en los pies del extremo del Liverpool, que dejó sentado a su par con una maniobra espectacular para clavarla al palo corto.
Y si lo hizo bien en el primero, incluso lo mejoró en el segundo. Colombia salió a la contra, James se tiró con todo al suelo para tocar con la punterita un balón hacia Luis Díaz, que redactó con los pies un manual de juego. Condujo, atrajo defensas, esperó el momento justo y asistió entre los rivales para que Jhon Durán, de primeras, mandase de nuevo el balón a la red de Gatito Fernández.
13 minutos, 2-0… y se acabó Colombia. Le cedió la pelota a Paraguay y se dedicó a proteger su botín con uñas y dientes. Y lo estaba haciendo bien hasta la última jugada de la primera parte. Un balón colgado desde el córner sorprendió a Vargas y Junior Alonso, en el segundo palo, aprovechó el regalo para que la charla del descanso en su vestuario fuese de esperanza y la del rival, de susto.
En la segunda parte Paraguay siguió apretando, con Enciso al mando de las operaciones. El del Ipswich se puso a bailar en la frontal del área de Colombia hasta que se decidió a pegarle. Y la clavó en la escuadra.
Barranquilla se congeló, Colombia se arrugó y, más por obligación que por convicción, se fue al ataque. Pero entre el oficio paraguayo y las pocas intenciones cafeteras, no hubo manera.